Hay infinidades de problemas amorosos, que pueden ser atendidos desde diferentes perspectivas y con varios especialistas. Alicia Collado es una hechicera, que desde muy niña desarrolló el gran don de la videncia. A partir de allí se ha dedicado a estudiar el arte de la magia y a prepararse para lo que sabía era su destino, ayudar a otras personas.
Posee una inmensa sabiduría, ha sabido conjugar las diferentes magias, desde la universal, la terrenal, la colectiva y la individual. Esto quiere decir, que no existen límites a al momento de usar la magia blanca y el poder que concede.
Alicia, no se caracteriza por usar magia oscura, pues afirma que con ello no se obtiene un resultado duradero, ni micho menos armonioso ni amoroso. La magia blanca, está unificada con el poder divino del universo, de la naturaleza y de la creación. No está bien jugar con las emociones y los sentimientos de las personas que acuden a su ayuda.
Ella posee muchos hechizos de amor, sin embargo hay uno que resalta por ser además de famoso, bastante enérgico. El poderoso hechizo de Vudú, concede a quien decide usarlo la estabilidad que está buscando para su vida. Es un amarre que además de devolverte a la persona amada, la mantiene a tú lado por convicción y no por obligación.
El Vudú concebido como magia blanca te promete un futuro sin desamor
Al contrario de los que algunas personas piensan, no hay que estar desesperado para recurrir a la magia. De hecho es una decisión bastante sensata, si nos planteamos la gran realidad de que todo en el universo se formó gracias a la energía creadora.
Mucha de esa energía creadora, también puede transformarse y ser destructiva. Frente a este panorama nacen los magos, hechiceros, videntes y demás manejadores de energía y magia. El don está ahí y las herramientas también, Alicia sabe que a través del vudú, esta gran práctica ancestral, puede transformar las fuerzas del mal, desaparecerlas y que en su lugar posicionar las fuerzas del bien.
Esta práctica es antiquísima y esta vidente usa magia blanca. Dentro del vudú, la magia que se maneja es la universal, es decir, que parte de la creación y del cosmos, del poder de la existencia. Esta energía, es la que vincula el universo, con los planetas, lunas, estrellas, galaxias, todo aquello que conocemos y desconocemos, lo visible y lo oculto.
Dentro de estos rituales de amarre vudú, la luna juega un papel muy importante. Es ella quien tiene interviene en los movimientos del mar, en el comportamiento de los seres vivos. Ayuda en el crecimiento de las plantas, a la fertilidad de las mujeres, sus diferentes fases tienen muchos atributos.
Toda esa magia concentrada promete y concede para los afortunados en obtenerla un futuro lleno de amor e infinita felicidad.
El siete como número de buena suerte dentro de un amarre ideal
El número siete representa muchísimas cosas y todas direccionadas a la creación. En el mundo místico, son siete llamas de colores energéticos que se mueven en nuestros principales Chakras. Es por ello que este número, está asociado directamente con la espiritualidad, la sabiduría, con todo aquello que ideamos desde la conciencia.
Es importante hacer este análisis, porque de todo este misticismo y dentro del área esotérica al que pertenece la práctica del vudú, este número es sumamente importante. Ya que Alicia, ha creado un ritual de magia pura, limpia y blanca para ataduras de amor.
El muy nombrado y exitoso ritual de siete amarres, son siete nudos que se realizan. Estos nudos son la representación del afianzamiento de la pareja, para que ningún tercero, mal entendido o mala energía interfiera con lo que se construyó con amor genuino. Por eso, es importante que estés completamente seguro, de que esta persona es la que quieres en tú vida.
Además, se debe contar con un muñeco que se realizará de forma artesanal, con el que se hará el hechizo, con rezos de endulzamiento, cantos en busca de armonía y buenas vibraciones. También se realizan oraciones a los santos y ángeles blancos, quienes apartarán toda energía negativa de la pareja, concediendo entendimiento y el florecimiento del amor que estaba por marchitarse.
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